Dr. Pablo Korovsky
Jornadas 2009 de Integración de Escuelas
Homeopáticas del Uruguay
Voy a hacer una breve reflexión acerca de dos
conceptos, unanimidad e individualidad.
Me interesa comentar estos términos por el
amplio alcance que presentan en distintas actividades humanas y cuánto inciden
en la forma de vincularnos y hasta de plantear posiciones científicas.
Como antiguos compañeros han mantenido a lo
largo del tiempo una particular relación en la que por momentos parecen
confrontarse.
Ambos se involucran en múltiples aspectos y
muchas veces tenemos que optar entre una u otra posición.
Unánime proviene de un ánima, es decir un alma
o espíritu único. Lo unánime es lo común, en lo que todos hacemos acuerdo y
actuamos como si fuésemos uno solo.
Individuo por otra parte, contiene la acepción
de lo indiviso, lo no divisible, en definitiva también aludiendo a una esencia
de unicidad.
A la vez lo individual alude a lo particular,
a aquella cualidad que lo separa del resto y le otorga un carácter propio.
Por lo tanto si bien ambos términos, señalan
aspectos muy distintos, comparten algo importante en común, apuntan a ser uno.
El individuo en verdad, está conformado por
infinidad de elementos o pequeñas partes, pero la naturaleza las ha dispuesto
en un orden común integrado, funcionando como unidad indivisa.
En realidad, algunos términos han perdido gran
parte de su sentido original como por ejemplo átomo o individuo, ya que ni el
átomo actualmente constituye un elemento indivisible, ni el individuo tampoco
es una unidad absoluta en cuanto a autonomía, ya que depende permanentemente
del intercambio exterior y de nutrientes.
Lo unánime resulta entonces en especial, una
construcción de carácter humano, una emulación de procesos naturales, como lo
es el individuo en su ser biológico, es decir se trata de una búsqueda de
unificaciones progresivamente mayores.
De este modo el ser humano en sociedad oscila
entre actitudes unánimes e individuales con los pros y contras que ambas
conllevan.
La unanimidad en este sentido, ha sido una
herramienta al servicio de la organización, pero como contrapartida también de
manipulación del poder que otorga la fuerza unida de muchos.
Algunos por ejemplo se acercan a posiciones
unánimes mas que por convicción, por afinidad o delegación de confianza, lo que
no deja de ser válido, o también en otros casos para ser aprobados social o
afectivamente.
Los acuerdos de unión, son necesarios en un
sentido constructivo de intentar ampliar mayorías, pero habitualmente también
sufren los conflictos normales de sus pequeñas o grandes heterogeneidades o
intereses. Por ello mismo, generalmente son dinámicos y a término.
La individualidad ha traído por otra parte,
entre otras cosas en su faceta positiva obras únicas, culturales, científicas,
etc, que si bien son producto del marco donde crecen, en ocasiones llevan
también a la segregación y soledad de quienes asumen esta posición.
Muchos descubridores y científicos han sufrido
la discriminación y el destrato de las mayorías en cada época. Hahnemann es un
ejemplo.
Uniformizar parece ser una antigua apetencia
difícil de abandonar, probablemente ligada no sólo a la defensa de los
intereses de sobrevivencia, sino también al temor de ser aniquilado por lo
distinto.
El bando, el cuadro, la camiseta está
absolutamente presente con la misma fuerza primitiva en todas las actividades
humanas: la política, la religión, la filosofía, el deporte, la ciencia y por
qué iba a escapar la medicina.
Esto me hace recordar el espíritu de manada
que habita aún en nosotros y nos hace actuar masificada y en gran medida
irracionalmente.
Las simpatías personales pueden llevarse hasta
el plano atómico donde se observa la ansiedad del electrón por atraer a otro,
completar su órbita y crecer molecularmente.
En otro orden, la problemática de las
adicciones tiene aspectos asimilables a las unanimidades inmaduras en cuanto a
la pérdida del disfrute en la diversidad de experiencias, siendo absorbidas por
una única fuente que termina debilitando y extinguiendo al sujeto, lo que tiene
también un correlato químico.
Existe aquí una regresión y arraigo a fases
primitivas del desarrollo donde las vivencias son fuerte, afectiva y
masivamente globalizantes.
En definitiva, la antigua fábula de los pequeños
ciegos definiendo qué es un elefante de acuerdo a la parte que cada uno percibe
de él, y defendiendo calurosamente su posición, vuelve una y otra vez al
reflexionar sobre estos temas.
Cada uno conoce una parte e intenta definir
con ella el todo.
En realidad, así como reconocemos la unidad
del planeta a la distancia, mientras que desde donde estamos observamos un
panorama muy diverso, esto nos muestra lo relativo de nuestras percepciones.
Pero entonces, ¿a dónde voy con estos
comentarios, qué tiene que ver con lo que aquí nos congrega?
Bueno, quizás, poco o mucho, de acuerdo al
lugar desde donde veamos las cosas, ya que como señalé, creo que aún el
espíritu de manada sigue atravesando en buena medida nuestra cultura, de cabo a
rabo, valga bien aquí la expresión.
La homeopatía por su parte nos da algunas
muestras de donde adquiere realce la consideración de lo unánime y lo
individual.
El valor de lo individual puede expresarse en
la aparición de un síntoma peculiar en un único experimentador que llega a
adquirir eventualmente la misma resonancia terapéutica que un síntoma
experimentado unánimemente en muchos sujetos.
La visión tradicional de la medicina apunta al
diagnóstico a partir de lo que guardan en común de patológico muchos sujetos,
en otras palabras unanimidad en el síntoma.
La homeopatía por otro lado, contempla la
clínica común o diagnóstica, pero en buena medida la relativiza en función de
que el síntoma, en homeopatía es una señal diagnóstica y terapéutica a la vez,
adquiriendo mayor valor aquello que individualiza cada caso, los síntomas que
Hahnemann denomina característicos, es decir, los peculiares, notables y
extraordinarios.
En ocasiones frente a la toma de un caso en un
ateneo clínico también se da entre los participantes la disyuntiva a considerar
los síntomas que recogen unanimidad y otros que son percibidos de valor sólo
por algunos pocos, y de esta decisión puede muchas veces variar radicalmente el
remedio a prescribir.
Volviendo a otros terrenos por ejemplo, el
pasto silvestre no es homogéneo y allí radica probablemente su fortaleza.
Cuando se intenta uniformizar artificialmente
un cultivo para obtener mayor rendimiento, éste se vuelve paradójicamente mas
vulnerable a las plagas.
Es decir, la carrera por la unanimidad
indiscriminada no genera en realidad mayor fortaleza individual, sino por el
contrario en ocasiones la debilita.
Considerando todo lo mencionado probablemente
lo mas beneficioso sea entonces recoger las virtudes que ambas posturas
ofrecen.
Por ejemplo, aprender a escuchar mejor las
posiciones diferentes nos ayudará a seguir creciendo en todas las áreas e
indudablemente también en el conocimiento.
Oír, discutir y desarrollar cada punto de
vista con respeto y libertad de forma que se promueva lo mejor que cada individuo
posee. Algunos planteos tendrán mayor andamiento y otros caerán por su propio
peso.
Esto es válido también para la homeopatía en
la que vemos un surgimiento de nuevos planteos y puntos de encarare
homeopático.
Si estuviésemos mejor sintonizados, seguramente
reconoceríamos lo que cada individuo trae de valioso para aportar a todos.
De allí que el concepto de unanimidad debiera
evolucionar desde una posición bastante primitiva en la que aún en buena medida
estamos, especialmente despótica y de manada hacia la construcción colectiva
del aporte maduro y diverso de todos.
Considero que en definitiva, a medida que
vayamos puliendo nuestros propios conflictos y desequilibrios individuales,
iremos, como en todo proceso paulatino de crecimiento, mejorando y haciendo mas
reales y fuertes nuestras unanimidades como seres humanos.
En realidad, se trata de fenómenos congruentes
abarcativos, como las cajas chinas, incluyéndose sucesivamente una pequeña en
otra mayor, pero donde todas conservan el mismo aspecto y proporción.
De este modo aunque nos suene todavía
paradójico, seremos mas genuinamente unánimes y a la vez individuos, en la
construcción de un mundo mejor.
Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario